martes, 13 de agosto de 2013

No crezcas, es una trampa...

No estoy de acuerdo con la afirmación de que crecer es aprender a despedirse porque para mí crecer es no despedirte de las personas que quieres, ni de las cosas que te gustan hacer, que tanto te enriquecen como persona y te hacen que te sientas feliz. Siempre hay que mantener esa parte de niño que te mantiene vivo. ¿Por qué despedirse? ¿No sería acaso un error despedirse de lo que nos hace mejores personas y nos caracteriza? 
Crecer es aprender a despedirse para los que siguen unas pautas establecidas como correctas por la sociedad que les obliga a separarse porque esta sociedad les ha impuesto un autocontrol excesivo a sí mismos que no les deja ni respirar, que no les deja encontrar la armonía, ni vivir el momento de la forma que les gustaría porque lo que les apetece no está bien visto. La sociedad se ha impuesto una muerte continua, un perderse y no encontrarse nunca. Un continuo despedirse de uno mismo.

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